Autor: Fernando Sabsay

Encuaderndación: Rústica

Páginas: 323

Edición: 1ª

Año: 1997

ISBN: 987-507-027-0

No se trata de un perfil teatral. Pero sí de un perfil relacionado con el teatro, actividad en la que e autor estuvo inmerso por voluntad propia o mejor dicho por vocación propia allá de la década de los ´50. Fue entonces cuando lo conocí, y es de entonces que puedo hablar, porque recordando aquel tiempo puedo rememorar su pasión por los textos teatrales, provocadores del hecho vivo de la escena. Tengo entendido que él nunca pisó físicamente un escenario. ¿O habrá sido que la Editorial Losange que inventó le sirvió para pisar de una manera sublime todos los escenarios de las obras por él editadas? Porque si evoco su personalidad de hombre joven – ya transcurrieron mas de 40 años desde entonces- no puedo menos que enfrentar el hecho vivo teatral de su voz y su sonrisa seductora y de su actitud tenaz para cautivar a quien le fuera útil para su propósito editor.

Pocas veces fueron creadas en nuestro país empresas como la suya a favor del texto teatral. Como testigos están ahí, en algunas de nuestras bibliotecas, mas de 80 títulos de autores argentinos y extranjeros. Tal vez por haber sido beneficiario privilegiado de esa empresa (ya que mi obra “El puente” fue una de las primeras elegidas por Losange) es que recuerdo con tanta simpatía aquella época y aquellas divertidas entrevistas – sí, divertidas; no sé por qué siempre nos riamos tanto – con aquel hombre que siempre tenia una sonrisa pronta al servicio de la idea y el emprendimiento.

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Autor: Fernando Sabsay

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Año: 1997

ISBN: 987-507-027-0

No se trata de un perfil teatral. Pero sí de un perfil relacionado con el teatro, actividad en la que e autor estuvo inmerso por voluntad propia o mejor dicho por vocación propia allá de la década de los ´50. Fue entonces cuando lo conocí, y es de entonces que puedo hablar, porque recordando aquel tiempo puedo rememorar su pasión por los textos teatrales, provocadores del hecho vivo de la escena. Tengo entendido que él nunca pisó físicamente un escenario. ¿O habrá sido que la Editorial Losange que inventó le sirvió para pisar de una manera sublime todos los escenarios de las obras por él editadas? Porque si evoco su personalidad de hombre joven – ya transcurrieron mas de 40 años desde entonces- no puedo menos que enfrentar el hecho vivo teatral de su voz y su sonrisa seductora y de su actitud tenaz para cautivar a quien le fuera útil para su propósito editor.

Pocas veces fueron creadas en nuestro país empresas como la suya a favor del texto teatral. Como testigos están ahí, en algunas de nuestras bibliotecas, mas de 80 títulos de autores argentinos y extranjeros. Tal vez por haber sido beneficiario privilegiado de esa empresa (ya que mi obra “El puente” fue una de las primeras elegidas por Losange) es que recuerdo con tanta simpatía aquella época y aquellas divertidas entrevistas – sí, divertidas; no sé por qué siempre nos riamos tanto – con aquel hombre que siempre tenia una sonrisa pronta al servicio de la idea y el emprendimiento.