Autor: Roberto Dromi- Carlos Menem

Encuadernación: Rústica

Páginas: 280

Edición: 2ª

Año:2010

ISBN: 978-987-507-000-4

ISBN: 978-84-938189-1-3

Los autores 16 años después de la Constitución del 94, se reimprime esta investigación que es solo una idea, sino que contiene un proyecto federal de ley nación de regiones y de pacto interprovicional de regionalización que servirá, así lo desean, de soporte intelectual para seguir pensando.

Las ciudades como las provincias y las regiones, aprovechando su energía endógena, deben constituirse en una analogía perfecta de país y formar redes de gobernabilidad de sus propias energías, exteriorizadas en los recursos humanos y naturales de pertenencia. Así, la Argentina construirá un sistema de redes institucionales interconectadas.

La revolución del desarrollo esta condicionada, en Argentina, al sistema económico del capitalismo solidario, por la regla de “igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”; una promesa constitucional pendiente (art. 75, incs. 2 y 19) que debemos saldar para construir una base equitativa de economías regionales.

Las estructuras sociales de la economía solidaria priorizan como axioma:” 1º la gente”, en tal sentido debemos dar respuesta espacial compensada a las deudas sociales, en todos nuestros espacios territoriales, provinciales y municipales.

La ordenación del territorio es el paradigma del desarrollo. Así las cosas, los espacios regiones, provincias, municipios deben, aprovechar sus potencialidades, fortalezas y su “vocación” para convertirse en ejes de desarrollo de la región, de la provincia y del municipio.

La idea del territorio se instaló para la preservación, ampliación y expansión de las “industrias” agropecuarias. Desde entonces hasta aquí; las tecnologías demandan otros territorios, pero en un principio al desarrollo lo han hecho depender de factores externos y no solo de las capacidades propias. En tal sentido, regiones, provincias y municipios deben actuar como sujetos compensadores de asimetrías, sean estas sociales, económicas, culturales, tecnológicas, etc. Partiendo de esta premisa, es que debe construirse la política pública territorial.

El desarrollo territorial supera los desequilibrios mediante la promoción de las potencialidades de desarrollo competitivo y el aprovechamiento de los factores exógenos de la globalización.

El desarrollo territorial demanda una gestión a su medida, que exige pensar, consensuar, promover, planificar, definir, explicitar, ejecutar, liderar, dinamizar y trabajar para que el espacio sea gobernable.

Así la gestión debe alcanzar la adecuada articulación entre objetivos y recursos con concentración y cooperación de los actores: Estado nacional, provincias, regiones y municipios.

La gestión deberá ejecutar las obras que la justicia social exige para saldar satisfactoriamente las deudas sociales y superar los desequilibrios territoriales para alcanzar un desarrollo sostenido y armónico.

Argentina por regiones

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ISBN: 978-987-507-000-4

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Los autores 16 años después de la Constitución del 94, se reimprime esta investigación que es solo una idea, sino que contiene un proyecto federal de ley nación de regiones y de pacto interprovicional de regionalización que servirá, así lo desean, de soporte intelectual para seguir pensando.

Las ciudades como las provincias y las regiones, aprovechando su energía endógena, deben constituirse en una analogía perfecta de país y formar redes de gobernabilidad de sus propias energías, exteriorizadas en los recursos humanos y naturales de pertenencia. Así, la Argentina construirá un sistema de redes institucionales interconectadas.

La revolución del desarrollo esta condicionada, en Argentina, al sistema económico del capitalismo solidario, por la regla de “igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”; una promesa constitucional pendiente (art. 75, incs. 2 y 19) que debemos saldar para construir una base equitativa de economías regionales.

Las estructuras sociales de la economía solidaria priorizan como axioma:” 1º la gente”, en tal sentido debemos dar respuesta espacial compensada a las deudas sociales, en todos nuestros espacios territoriales, provinciales y municipales.

La ordenación del territorio es el paradigma del desarrollo. Así las cosas, los espacios regiones, provincias, municipios deben, aprovechar sus potencialidades, fortalezas y su “vocación” para convertirse en ejes de desarrollo de la región, de la provincia y del municipio.

La idea del territorio se instaló para la preservación, ampliación y expansión de las “industrias” agropecuarias. Desde entonces hasta aquí; las tecnologías demandan otros territorios, pero en un principio al desarrollo lo han hecho depender de factores externos y no solo de las capacidades propias. En tal sentido, regiones, provincias y municipios deben actuar como sujetos compensadores de asimetrías, sean estas sociales, económicas, culturales, tecnológicas, etc. Partiendo de esta premisa, es que debe construirse la política pública territorial.

El desarrollo territorial supera los desequilibrios mediante la promoción de las potencialidades de desarrollo competitivo y el aprovechamiento de los factores exógenos de la globalización.

El desarrollo territorial demanda una gestión a su medida, que exige pensar, consensuar, promover, planificar, definir, explicitar, ejecutar, liderar, dinamizar y trabajar para que el espacio sea gobernable.

Así la gestión debe alcanzar la adecuada articulación entre objetivos y recursos con concentración y cooperación de los actores: Estado nacional, provincias, regiones y municipios.

La gestión deberá ejecutar las obras que la justicia social exige para saldar satisfactoriamente las deudas sociales y superar los desequilibrios territoriales para alcanzar un desarrollo sostenido y armónico.